Siempre existe el riesgo de que un perro se pueda escapar, que se quede una puerta abierta, que en un despiste cruce la calle y que el animal se vea envuelto en un accidente. Lógicamente, la educación y la atención es siempre la mejor prevención para evitar este tipo de accidentes de perros, utilizando la correa de paseo para mantenerlo a nuestro lado, pero a veces se dan situaciones incontroladas, incluso la correa se puede romper o que tire tan fuerte que se nos escape, o también ese accidente puede ser por un perro abandonado, de ahí que se den casos en los que haya que actuar por atropellos o accidentes de otro tipo.
En caso de atropello, debes tumbar al perro del lado derecho y abrigarlo con una manta o algo similar como un abrigo o chaqueta, debes colocar su cabeza recta para facilitar la entrada de aire y vigilar que no haya nada extraño en la boca para que pueda respirar. Deberás observar que respira. Si lo trasladas en coche, debe estar bien sujeto para que no se mueva mucho con los frenazos y giros; si va en una ambulancia acompáñalo, intenta hablarle para que te sienta cerca y tenga sensación de seguridad.
Si existe alguna hemorragia debes intentar cortar lo antes posible presionando la herida con un paño o tela mojada en agua, es muy importante vigilar que no se muerda la zona para que no se infecte.
Es muy importante no descuidarse aunque el perro se vea aparentemente bien. De hecho, por pequeño que sea el accidente sufrido por el perro es aconsejable que lo revise un veterinario, ya que puede haber alguna lesión interna o alguna fractura. Si la fractura es evidente tras el impacto, especialmente en alguna pata, se debe actuar con cuidado evitando que se mueva y tratar de inmovilizar el miembro con papel o venda.
Una vez atendido el perro tras el accidente por el veterinario es conveniente mantener los cuidados en casa, realizar las curas, renovar el vendaje y llevarlo a revisiones para que se pueda recuperar.
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